The big short (La gran apuesta) es el best seller sobre la crisis financiera en el que su autor, Michael Lewis relata, cargado de humor negro, cómo unos pocos que vieron venir el desastre de las hipotecas basura se forraron y explica muy didacticamente cómo funcionaron los instrumentos financieros que hicieron posible esos entramados. Michael Lewis es también el autor de otros libros llevados al cine, Moneyball, dirigida por Bennet Miller, el director de Foxcatcher y The blind side, con la que Sandra Bullock consiguió un Oscar y un Globo de oro. Moneyball era una interesante aproximación al mundo del deporte profesional que abría la posibilidad de encontrar puntos de contacto con el mundo de los managers y entrenadores de fútbol en Europa.
Sobre esta obra, Adam McKay, un guionista, director y actor que hasta ahora no parece haber dirigido nada destacado, ha dirigido la película que ha conseguido cinco nominaciones a los Oscar, entre ellas mejor película, mejor director y mejor guión adaptado. Christian Bale (nominado como actor de reparto), Steve Carell (nominado igualmente como reparto en los Globos de oro), Ryan Gosling y Brad Pitt encarnan a algunos de esos afortunados que existieron en la vida real.
Cuando cuatro individuos ajenos al sistema ven lo que los grandes bancos, los medios de comunicación y las agencias gubernamentales de regulación se niegan a admitir —el inminente desplome de la economía mundial—, se les ocurre una idea: la gran apuesta. Su arriesgada inversión los lleva hasta los oscuros entresijos del sistema bancario.
Como comentaba en un artículo el Premio Nobel de economía Paul Krugman, la película cuenta de forma correcta la historia económica, financiera y política subyacente a la crisis de 2008 en todos los aspectos importantes. Como es de suponer, "el grupo de personas que se dio cuenta de la burbuja inmobiliaria, y del enorme peligro que suponía para la economía real, era mayor de lo que la película puede hacernos creer. En ese grupo incluso había unos cuantos economistas famosos. Pero es cierto que muchos protagonistas influyentes y aparentemente fiables, empezando por Alan Greenspan, insistieron no solo en que no había ninguna burbuja, sino también en que la formación de una burbuja ni siquiera era posible".
Y como, sigue diciendo Krugman, "la burbuja se infló en gran medida gracias a unos planes financieros opacos que, en muchos casos, constituían un auténtico fraude; y es indignante que, al final, básicamente no se castigase a nadie por esos pecados aparte de algunos espectadores inocentes, es decir, los millones de trabajadores que se quedaron sin trabajo y las millones de familias que se quedaron sin casa". La narración deja claramente de manifiesto la nula fiabilidad de un sistema donde las agencias y organismos reguladores son parte interesada del entramado, con lo que nunca se puede esperar que denuncien las irregularidades.
Esto en cuanto a su contenido, pero lo cierto es que la película
consigue que un tema tan poco cinematográfico como la crisis financiera de Wall Street resulte entretenido, dando un tratamiento casi didáctico, a medio camino, en ocasiones, entre la ficción y el documental y utilizando un cierto humor (negro) para ello.
Buenas interpretaciones, especialmente de Christian Bale y Steve Carrell quien ya había mostrado un cambio de registro en Foxcatcher y en esta ocasión me ha convencido. Una narración ágil basada en un buen guion y un notable montaje, consigue una película muy interesante, a medio camino entre el documental Inside Job, (Charles Ferguson, 2010) Oscar al mejor documental y Margin call (JC Chandor, 2011, director de una de las peliculas mas atractivas de 2015, El año mas violento). Y cuyo contenido no es difícil extrapolar a nuestro país. Una película que, al parecer, ha recibido muchos ataques en determinados medios, seguramente preocupados por que la película sea lo bastante entretenida y tenga el suficiente éxito como para mostrar la verdad a una gran audiencia.
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