Película inglesa, dirigida por Andrew Haigh. Es su tercera película. No he visto las dos anteriores. Trabajó anteriormente en el montaje de Gladiator y Black Hawk derribado, ambas dirigidas por Ridley Scott. La película fue presentada en el Festival de Berlín del año pasado donde obtuvo los premios de interpretación femenina y masculina (Charlotte Rampling y Tom Courtenay).
Solo falta una semana para que Kate y Geoff Mercer celebren el 45 aniversario de su boda. Kate está muy ocupada en los preparativos de la fiesta que van a ofrecer. Entonces, Geoff recibe una carta comunicándole que ha sido descubierto el cuerpo de su primer amor, congelado e intacto, en un glaciar de los Alpes suizos. A partir de este momento, la relación entre la pareja se verá alterada. Aunque Geoff informó a Kate de la existencia y la desaparición de su enamorada, nuevos detalles de esa relación aparecen y el recuerdo de la desaparecida se convierte en un elemento desestabilizador de la pareja. La fiesta no será tan feliz como hubiera sido de desear.
La historia está bien contada, con pausa, destacando la utilización de la música y en especial la de El humo ciega tus ojos de Los Platters en la secuencia final, pero su gran baza es la pareja protagonista. Kate es Charlotte Rampling quien fuera mito erótico en los setenta por Portero de noche y a la que hemos podido ver en infinidad de títulos posteriormente, siempre dotando de su personalidad a sus interpretaciones. Tom Courtenay es Geoff. Destacó en el llamado Free cinema inglés en títulos como La soledad del corredor de fondo o Billy Liar. También le vimos en éxitos como Dr. Zhivago. Los dos están muy bien y dan credibilidad a unos personajes de los que, especialmente en el caso de Kate, es difícil entender su reacción.
Esta es la gran pega de la película. Me resulta difícil entender la razón por la que la aparición del cuerpo casi 50 años después, puede alterar de esa manera a Kate. Quizá tenga algo que ver en esto el hecho de que mientras el relato original, un cuento corto, relacionaba a la pareja de Geoff con la guerra mundial, aquí, en razón de las edades y situar la película en época actual, esa relación temporal desaparece.
En cualquier caso me pareció una película interesante que analiza las relaciones de una pareja, la descomposición de los afectos cuando el declive físico reduce la relación a algo fundamentalmente espiritual.
Creo que no se trata tanto de una reacción de celos o traición como constatar que han existido rincones desconocidos en la vida de tu pareja tras más de 45 años. Cómo ha podido regir aquella anterior novia y su desaiarición, llevado en secreto, los deseos, trayectoria, impulsos y decisiones con su actual pareja. Algunos ponemos la verdad por encima de su crueldad, y la falta de conocimiento se vive como una desgarradora traicón.
ResponderEliminarPor supuesto no se trata de celos. Pero por muchos años que se comparta la vida con una persona, siempre hay episodios que no se comentan. Vivir con alguien no es transmitirle tu biografía completa y con detalles. Y esto no es una traición.
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