lunes, 1 de diciembre de 2014

Teatro: EL TESTAMENTO DE MARIA


 En la sala pequeña del Teatro Valle Inclán se está representando El testamento de María, un monólogo de Colm Tólbin adaptado y dirigido por Agustí Villaronga.



Existen tanto en literatura como en cine numerosas aproximaciones a las figuras de Jesús y de María tratados como seres humanos, alejados de la visión que de ellos nos ofrecen los Evangelios. Así, a bote pronto, recuerdo  La última tentacion de Cristo, novela de Nikos Kazantzakis, llevada al cine  (1984, Martin Scorsese), Je vous salue Marie (1988 Jan Luc Godard),  El evangelio segun Jesucristo de Saramago o la obra que leímos el curso pasado, Niños en el tiempo de Menéndez Salmón. 

Colm Tólbin nos presenta a María retirada en Efeso, acompañada de dos de los discípulos de Jesús que escriben su historia (¿evangelistas?). Pero esta historia no es la que contempló María. En contra de la manipulación de los discípulos  ella nos cuenta su verdad, su visión de los hechos presenciados y vividos. Una María totalmente humana, pagana, que no concibe a su hijo mas que como su hijo, al que no entiende ya que no comprende todo eso de la redención y de salvar el mundo, pero al que ama. Que sufre el dolor de ver a su hijo, que ha abandonado el hogar y se ha entregado a una misión que ella no comprende, transformarse. Conocer sus milagros, verle como un hechicero que devuelve la vida a un muerto, Lázaro, que se convierte en un monstruo que asusta a todos los que se cruzan con él.  Y, tras haberse sentido rechazada cuando ha intentado salvarle, asistir a su martirio y crucifixión. 

Su presencia está dominada por el miedo. Miedo por su hijo al que trata de apartar de su misión y conseguir que vuelva a casa para que no se ponga en peligro. Y miedo por ella misma que hará que, en contra de lo que después nos contarán los Evangelios, abandone a Jesús en la cruz, ante el temor de que los romanos vayan a por ella, lo que le atormentará el resto de su vida.
 
Esta es la interesante visión que pretende presentarnos el autor en este monólogo, posteriormente convertido en novela.

Lo que me pasó  es que esta historia no me llegó.  No cabe duda de que Blanca Portillo es una gran actriz y que en esta ocasión, como en otras está muy bien, pero no consiguió transmitirme todo lo que he recogido anteriormente, no me conmovió. Es cierto que todo está en el texto, pero no me parece que la transposición de esa idea al escenario sea afortunada. Me sentí muy distanciado de lo que me contaba. No se si es la puesta en escena o la interpretación aunque no lo creo. Creo que es el texto el que no es capaz de convertir las ideas en algo emotivo. Aunque por los elogios generalizados que he leído acerca de esta obra, a lo mejor es problema mio.


La habeis visto. ¿Que os ha parecido?



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