Exodus es la historia de Moisés recogida en el Viejo Testamento en el libro de ese mismo nombre. Está dirigida por Ridley Scott e interpretada por Christian Bale como Moisés, Joel Edgerton como Ramsés II y cantidad de nombres conocidos (John Turturro- habitual de los hmnos. Cohen-, María Valverde, Aaron Pau -Breaking bad-, Sigourney Weaver -Alien- o Ben Kingsley -Ghandi-) en papeles secundarios.
Ridley Scott ha dirigido a lo largo de casi cuarenta años títulos tan atractivos y bien considerados como Alien, el octavo pasajero (1979), Blade runner (1982), Thelma y Louise (1991), pero en general su cine esta compuesto por películas tan espectaculares como faltas de contenido. Desde que en 2001 Gladiator, ganó el Oscar a la mejor película su valoración como director ha ido en aumento a la vez que la calidad de su películas, para mi, disminuía. Así el propio Gladiator me pareció una mezcla de Espartaco y Asterix el galo.
Últimamente, tanto Prometheus (2012) como El consejero (2013) han sido claramente decepcionantes. De esta última publiqué mi comentario en este blog.
Exodus tiene las mismas virtudes y los mismos defectos que la mayor parte de sus películas. Una gran espectacularidad, con algunos momentos extraordinarios e impactantes y un tratamiento del argumento lleno de personajes desaprovechados y de planteamientos que se pretenden originales pero que en ocasiones rozan el ridículo. Realmente la película parece una mezcla de Los diez Mandamientos (DeMille, 1956) y el musical de animación El príncipe de Egipto (1998). Aquí Scott obvia la historia de Moises desde su nacimiento hasta que se convierte en un general triunfador, lo que se limita a narrar verbalmente, y por el contrario se tira tres cuartos de hora contándonos las hazañas bélicas y políticas de Moisés en Egipto, su relación de casi hermanos con Ramsés y su descubrimiento de sus orígenes hebreos.
A partir de entonces Moisés se constituye en el caudillo que se enfrenta al Imperio de Ramses II para conseguir la liberación de los cientos de miles de esclavos hebreos.
A pesar de su longitud, dura dos horas y media, da la sensación de que debía durar por lo menos cuatro horas, dada la cantidad de personajes que quedan esbozados y los acontecimientos que no narra. Momentos como la revelación de los Mandamientos, el becerro de oro, y el arca de la alianza se resumen en unos pocos minutos y el castigo a Moisés y a su pueblo vagando por el desierto durante cuarenta años no se contempla en absoluto.
El caso es que se trata de una versión épica de la historia de Moisés, donde el personaje se mantiene en una situación de indefinición religiosa, con una fe bastante dudosa en que su misión es un encargo divino. Cosa que, vista la apariencia humana que nos presenta de Dios y la crueldad de que hace gala, no es de extrañar.
En resumen, una extraordinaria y espectacular presentación de las plagas, de la persecución de los carros egipcios por unos caminos estrechos y casi intransitables y del paso del Mar Rojo acompañadas de una historia épica que, a mi, me resultó bastante aburrida e incompleta, con un Ramsés que no consigue hacer olvidar a Yul Brinner.
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