Trevor Nunn es un prestigioso director teatral que también ha realizado algunas películas para el cine y la TV, aunque desde 1996 no había dirigido ninguna para pantalla grande. La espía roja parte de la novela homónima de Jennie Rooney sobre el caso real de Melita Noorwood, considerada la espía británica al servicio de la Unión soviética más importante de la historia, que no fue descubierta hasta ya superados los 80 años de edad. El tema del espionaje durante la Guerra Fría, los "topos", agentes captados por británicos y el KGB para lograr información, ha sido tratado en numerosas ocasiones por la novela y el cine. John Le Carré es, probablemente, su autor por excelencia.
Presentada en el pasado Festival de San Sebastián, esta película sirvió de homenaje a Judi Dench, uno de los Premios Donostia de la edición de 2018. Se centra en la historia real de una física que colaboró en los trabajos que condujeron a la fabricación de la bomba atómica y que pasó información sobre ella a los rusos, en la idea de que si los dos bloques poseían la fórmula ninguno se atrevería a utilizarla.
Joan Stanley (Judi Dench) es una anciana que vive felizmente… hasta que una mañana del año 2000 agentes del MI5 la detienen, acusada de proporcionar información a la Rusia comunista. Joan es una de las sospechosas en uno de los mayores casos de espionaje. Durante el interrogatorio Joan recuerda cuando en 1938 estudiaba Física en Cambridge y se enamoró de un joven comunista, el mismo que durante la II Guerra Mundial, le haría elegir entre traicionar a su país o salvar al mundo de una catástrofe nuclear.
La narración se mueve entre el presente y el pasado de su protagonista, y es el presente el que resulta más prometedor, sobre todo por la presencia de Judi Dench. Un comienzo, con su detención, que parece anuncia un desarrollo mucho más interesante que el que en realidad ofrece. Los saltos en el tiempo están resueltos de forma convencional. La cámara se centra en un primer plano de la protagonista con cara pensativa y de recordar, para dar paso al flashback de turno, sin la menor creatividad y sin que se genere casi en ningún momento sensación de peligro o emoción en la romántica historia de la protagonista. Como película de espías resulta demasiado fría, con una corrección típicamente británica. Y la parte de relato actual da la sensación de desaprovechada, confiada exclusivamente en el gancho de su protagonista, sin optar por un desarrollo de las posibles tesis pacifista y de equilibrio entre bloques ni profundizar en la relación con su hijo ni las repercusiones mediáticas del caso.
Como queda dicho, la gran baza de la película es la presencia de su protagonista a la que recordamos en infinidad de personajes a los que esta historia no añade especial relieve. Y también es destacable la presencia de Sophie Cookson, a la que no recuerdo haber visto con anterioridad, como Joan joven.
Correcta y resuelta de forma rutinaria.
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