Desde que en 1997 presentara Fanny games en Cannes, Michael Haneke se ha convertido en uno de los grandes nombres del cine actual. Un director con un gran talento, una mirada personal sobre el mundo, pero también capaz de crear unos ambientes enfermizos insoportables. Títulos como el mencionado, La pianista (2001), Caché (2005), una nueva versión americana de Funny Games (2007), La cinta blanca (2009), Amor (2011), han ido consolidando su prestigio, lo que ha supuesto que sus películas figuren habitualmente en las listas de premiados en el festival de Cannes, Cine europeo, Oscar y Globos de oro.
Happy end nos presenta una familia burguesa poco convencional, propietaria de una empresa de construcción. Un padre octogenario cansado de vivir (Jean-Louis Trintignant), una hija (Isabelle Huppert) que trata de mantener la empresa y de responsabilizar a su hijo en la dirección, un hijo médico, divorciado, vuelto a casar, con una doble vida, una nieta adicta a la imagen a través del móvil, que observa el absurdo que le rodea, el otro nieto, un tanto perdido, los sirvientes, un accidente en la obra... Un grupo de personajes con sus propios retos y problemas que se mueve en un entorno marcado por la crisis de refugiados e inmigrantes en la ciudad de Calais
Haneke realiza un retrato bastante poco complaciente de una burguesía que se mueve, salvo con una excepción, totalmente al margen de la crisis de refugiados. Un retrato basado en el desequilibrio de ese conjunto de personajes extraños a través de varios de los temas tratados en películas anteriores. Todo sin mayores explicaciones. Son muchas las preguntas que quedan sin respuesta sobre los personajes, se sabe muy poco acerca de las motivaciones de sus acciónes. "Siempre he intentado captar en mis guiones la ambigüedad y la contradicción que prevalece en la vida", dice. Para Haneke ese grupo nos representa. Somos egocéntricos, falsos, resentidos, tristes y solitarios. Una visión poco optimista que no es distinta de la mirada crítica sobre esa sociedad acomodada y amoral que nos ha venido mostrando en sus películas anteriores.
Desde luego no es una película cómoda, ni la más interesante de este director, pero sí recomendable. Cine que hace pensar
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