martes, 13 de junio de 2017

Teatro: REFUGIO


En el María Guerrero se ha estado representando Refugio, una obra original de Miguel del Arco que también es responsable de la puesta en escena. Creo que el de Miguel del Arco es uno de los nombres que más se repiten en este blog, tanto como autor como, sobre todo, director de escena. Hamlet, Antígona, Lucrecia, Juicio a una zorra, Misántropo, su película Las furias, el proyecto Kamikaze en el Teatro Pavón, han sido objeto de comentario desde que empecé a publicar, si bien otros montajes suyos como La función por hacer, Veraneantes, Deseo y alguno más fueron objeto de mi atención con anterioridad.

No creo necesario, por lo tanto, volver a destacar su figura. 


La historia se centra en la familia de Suso Santiesteban, un político corrupto que acoge en su casa a Farid, un refugiado que ha perdido a su mujer y su hijo en la travesía que les traía al sueño europeo, 

Farid y Suso y su familia son los dos platos de la balanza un tanto faltos de equilibrio. Los Santiesteban sufren el acoso mediático que persigue al padre por estar en el centro de un escándalo de corrupción del que, naturalmente, no sabía nada. El político se esfuerza por salvarse de las acusaciones y salvar su puesto. Junto a él su mujer, una cantante de ópera que ha perdido la voz y se entrega al alcohol. Su suegra desorientada y sus hijos,una joven rebelde que dice desear un mundo mejor pero se aprovecha de las influencias y la posición de su padre, y un adolescente rebelde digno de un videojuego. 

Frente a ellos Farid, un refugiado sirio que se niega a hablar y entender la lengua de los que le acogen, al que solo oímos hablar con su conciencia, que toma la forma de su mujer, porque lo que realmente quiere es morir. 



Pero como dice el autor lo que está ahí, por encima de la anécdota, "es la corrupción del lenguaje a través de estos políticos, porque quien tiene la palabra tiene el poder, pero también del silencio de este refugiado que se niega a unir palabras porque lo que quiere es morirse. Esa especie de normalidad civilizada, con los discursos inventados por los políticos para los telediarios, en la que vivimos. Hemos normalizado una manera de hablar que no tiene nada que ver con la compasión. Estamos construyendo un mundo devastador”


Cuenta el autor que el punto de partida fue una película de Pasolini, Teorema (1968). En ella, a una familia de clase alta italiana, compuesta por un matrimonio, un hijo y una hija, llega un misterioso joven que irá alterando el comportamiento de todos ellos. Como aquí, la presencia de un extraño en el día a día de la familia  contribuye a desestabilizar la vida de sus miembros. 

Una obra intensa, profunda en sus interpretaciones. Está muy bien construida. Con una introducción en la que el político y la asesora del partido preparan una entrevista en un diálogo vivo, lleno de todos los lugares (palabras) comunes de la política actual.

Quizá es en este sentido donde se le puede poner algún reparo a la obra, en la utilización de todos los recursos comunes del lenguaje político, en lo que podría llegar a tomarse como una caricatura. Pero por otra parte logra momentos verdaderamente conmovedores en las escenas entre Farid y su mujer y hermosos como la escena de danza y ópera de la cantante sin voz, acompañada por la mujer de Farid.

Y todo ello esta arropado por una puesta en escena espectacular en la que destacan la escenografía de Paco Azorín y la iluminación de Juan Gómez-Cornejo. Con la utilización muy acertada y sugerente de proyecciones 

El elemento central es un cubo de cristal que se abre y transforma, con varios niveles de uso y significación. No sólo dentro/fuera, sino también arriba/abajo, como un espacio de vida/muerte. Y las paredes se convierten en superficies de proyección donde añadir el lenguaje audiovisual. La caja es por un lado un refugio donde sentirse protegidos, pero también es algo que encierra y encierra de manera agónica. Es además un lugar donde se está expuesto. 

Y unos muy buenos intérpretes, con Israel Elejalde y Raul Prieto a la cabeza. También están Carmen Arévalo, María Morales, Macarena Sanz, Beatriz Argüello y Hugo de la Vega. A muchos de ellos les he visto en papeles notables en las pasadas temporadas. Y todos están muy bien. A destacar que Macarena Sanz parece que, cuando yo asistí a la representación, actuaba con muletas por una lesión real ya que en las fotos de promoción no las utilizaba.

Aunque ya han terminado las representaciones, no me extrañaría que se repusiera la próxima temporada, quizá en el Kamikaze-Pavón. Muy recomendable

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