Película coreana, dirigida por Hong Sang-Soo. Debtó hace 20 años y desde
entonces, ha escrito y dirigido doce películas. Es conocido por un lenguaje cinematográfico especial y conceptos estéticos sorprendentes. Es uno de los realizadores más conocidos del cine de autor coreano. Ha obtenido numerosos premios, especialmente en festivales de cine independiente. Probablemente su película más conocida sea En otro pais, por la presencia de Isabelle Hupert. No he visto nada suyo.
Un director de cine llega a su destino un día antes, por error. Aprovechando el tiempo libre, entra en un palacio restaurado donde conoce a una joven artista, con la que pasa el resto del día: visitando su estudio, conociendo su obra, cenando, tomando algo juntos… Pero cuando la amiga de la protagonista se da cuenta que las hermosas palabras que ha dedicado a los cuadros de la chica son las que repite en las entrevistas para explicar sus propias películas se rompe el encanto. Quizá si el día volviera a comenzar ambos se comportarían de forma diferente.
Creo que a todos nos ha ocurrido alguna vez que hemos empezado una relación con alguien y que nos damos cuenta de que esa relación va por el camino equivocado. Pero ya no podemos rectificar. En esta película, el flirteo entre los dos personajes a lo largo de una jornada se explica dos veces, de manera que las pequeñas diferencias entre ambos relatos conducen a finales totalmente diferentes en lo que al estado de ánimo de los personajes se refiere. En la segunda, el hecho de que decida ser sincero respecto a lo que piensa de la pintura de la chica y sobre su propio estado civil repercuten a largo plazo en el buen tono con que concluye la historia.
Como me ocurre en ocasiones, el problema de esta película es que no me engancha en ningún momento- Probablemente la idea es interesante, aunque no especialmente original, pero en ningún momento me siento implicado en esa relación que, por otra parte, no lleva a ninguna parte. Y los cambios en las conclusiones de las dos posibles historias parecen demasiado sutiles.
Se ha comparado la obra de este director con la del francés Eric Rohmer e incluso con Woody Allen. Si en el primer caso se puede entender, aunque en las películas de Rohmer siempre existe un conflicto, por nimio que sea, en el segundo no puedo establecer la relación más que en la continua verborrea de algunos personajes.
El caso es que la película me aburrió a los largo de sus dos horas de proyección, lo cual, vistas las buenas críticas que ha obtenido, me deja un tanto confuso.
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