lunes, 2 de mayo de 2016

Cine: EL CASO FRITZ BAUER


Nacido en 1903, Fritz Bauer, hijo de judíos se convirtió  en 1930 en el fiscal de
distrito más joven de Alemania. El nazismo le expulsó de la función pública, y pasó ocho meses en un campo de concentración en 1933. En 1936 huyó a Dinamarca y siete años después, cuando el ejército alemán de ocupación comenzó la deportación de judíos daneses, logró escapar a Suecia. Regresó a Alemania en 1949, y se convirtió en fiscal general de Braunschweig al año siguiente y en 1956 fiscal general del estado de Hesse en Frankfurt, un puesto que ocupó hasta su muerte en 1968.
Bauer luchó más que nadie por llevar a los criminales nazis ante los tribunales. Una tarea difícil ya que muchos antiguos jueces y fiscales del nazismo habían recuperado puestos de poder y no les interesaba que se persiguieran y se condenaran los  crímenes cometidos durante la era de Hitler. El mismo
Adenauer, canciller alemán, había declarado que era hora de "trazar una línea" y dejar el pasado atrás.  Bauer explicó que no lo hacía por ensañarse con el pasado sino para conseguir un futuro mejor. Para él, los juicios nazis
eran imprescindibles para la sociedad alemana: "Hacer las paces con nuestro pasado significa someternos a juicio, someter a juicio a los elementos peligrosos de nuestra sociedad, y sobre todo someter a juicio todo lo que fue inhumano".

Para ver el trailer, pinchar aquí

La película se centra en la localización y secuestro de Adolf Eichmann. En 1957 el Fiscal General Bauer recibe una prueba fundamental sobre su paradero en Argentina. Como desconfía del sistema judicial alemán, Bauer contacta con el Mossad israelí para conseguir que Eichmann sea trasladado a Israel y posteriormente  extraditado a Alemania para ser juzgado, mientras en su entorno se apoya en un fiscal de su confianza, Karl Angermann.  El sistema tratará por todos los medios de evitar la actuación de Bauer y su colaborador, buscando la forma de acusarle de alta traición.

La historia, como denuncia de la situación que vivió Alemania tras el final de la II guerra mundial donde parecía que lo único importante era dejar atrás el pasado, es muy interesante. Pero a la historia se le da un tratamiento de cine negro y espionaje alrededor de toda una red de conspiraciones e intereses políticos para lo que se crean una serie de tramas que no me parecen ni originales ni afortunadas. La figura del fiscal Angermann y sus tribulaciones y dificultades por su homosexualidad me parecen un tanto forzadas, aunque parece que conectan con un episodio real de la vida de Bauer en Dinamarca.

Interesante señalar que la escena inicial de la película, en la que Bauer nos es presentado inconsciente en una bañera tras haber tomado somníferos, coincide con la forma en que falleció en 1968.

No conozco al director y coguionista, Lars Kraumer pero sí a Burghart Klaubner, el protagonista, al que hemos podido ver en Good bye Lenin, La cinta blanca y El lector. Y también a Ronald Zehrfeld, a quien vi el año pasado en Phoenix

La película obtuvo el premio del público en el festival de Locarno y tiene 9 nominaciones para los premios de la academia alemana que se fallan en Junio, entre ellas, mejor película, director, protagonista, secundario y guión (este último no lo entiendo ya que es lo peor, para mí, de la película). Existe otra película alemana, de 2014, La conspiración del silencio, que aborda un tema similar, El juicio de Auschwitz, en el que también tuvo importancia la intervención del fiscal Fritz Bauer.



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