Estrenada en enero de este mismo año en Buenos Aires y escrita por el autor argentino Matías del Federico, se representa, con notable éxito de público (la sesión a la que yo asistí estaba al completo), en los Teatros del Canal, en Madrid. La obra ganó en su país el certamen Contar 1, que busca estimular las obras de dramaturgia local en la cartelera comercial y también de eliminar prejuicios de algunos autores que descartan escribir para este circuito. La adaptación la ha realizado David Serrano, que ha dirigido en teatro La venus de las pieles, Lluvia constante y Buena gente, entre otras, y es autor de guiones y director de algunas películas y cortos. El responsable de la puesta en escena es el también argentino Daniel Veronese que se presentó en España hace unos años con Mujeres soñaron caballos, de la que también es autor, y ha dirigido Los hijos se han dormido, una adaptación de la Gaviota de Chejov, y ¿Quien teme a Virginia Wolf?, entre otras.
En una noche de viernes tres parejas participan en una sesión muy particular. Antonia, la psicoanalista que comparten en privado por parejas, les ha citado en un salon impersonal y minimalista. En el salón no hay nadie, nadie les espera, y las tres parejas no saben muy qué hacer. Es la primera vez que se ven. Todo se aclara cuando alguien descubre en una mesa una nota de la psicóloga. “No os habéis equivocado”, leen atónitos. “Es una sesión que vais a dirigir vosotros mismos en una terapia de grupo. Hay ocho sobres que tendréis que ir abriendo numéricamente y haciendo lo que allí leáis”. Menudo marrón, piensan todos, pero se animan a ello con más o menos entusiasmo. Los seis personajes se sentirán impulsados a expresar el lado oculto de su vida en pareja descubriendo años de mentiras y verdades, de amor y desamor, de iras y cariños desvelando con humor las frustraciones, desencuentros íntimos, engaños y conductas violentas de cada cual. En resumen, el enredo de la vida en común de la pareja.
La obra se mueve claramente dentro de la línea del teatro de Jordi Galcerán. Un teatro bien construido, con diálogos ágiles, mucho ritmo, continuas sorpresas que rompen el discurso y un desenlace que rompe con todo lo anterior. Concretamente la sombra de El método Gronholm está continuamente presente tanto en el desarrollo de la trama como en el desenlace.
Teatro comercial, bien construido, pero, como en el caso de Galcerán, falto de una mayor profundidad y con un desenlace donde prima la sorpresa sobre la lógica, pero tan sobrecogedor y amargo, que el público se queda petrificado y sin aliento. Como se decía hace años en La Codorniz, tiemble después de haber reído.
La puesta en escena y la interpretación son tan eficaces como la obra. Manuela Velasco (Todos eran mis hijos, Feelgood y la serie de películas REC), Melani Olivares (Aida) y Carmen Ruiz (Mujeres, Las dos bandoleras) son las actrices. Gorka Otxoa (Pagafantas), Fele Martinez (Tesis, Continuidad de los parques, El gran teatro del mundo) y Juan Carlos Vellido (al que no recuerdo haber visto antes) los actores. Todos ellos cumplen su cometido aunque de destacar a alguien, sería Carmen Ruiz para bien y Gorka Otxoa para menos bien. Pero están muy condicionados por sus personajes.
Teatro comercial un tanto alejado de lo que se espera de Veronese pero digno y eficaz.
Por cierto que dentro del panorama teatral para el último trimestre destaca la programación de los teatros del Canal. Una versión de El Principe de Maquiavelo con Fernando Cayo, Escenas de la vida conyugal de Ingmar Bergman con Ricardo Darín, La clausura del amor con Barbara Lennie e Israel Elejalde y La viuda alegre con Natalia Millán son el poker de ases de la temporada.
He vuelto a Madrid deseosa de vivir la cartelera cultural y os agradezco vuestros consejos. He ido al cine varias veces este verano :Aprendiendo a conducir, Una segunda madre ... pero necesito estar más concentrada, la playa y lo que conlleva en mi caso me dispersa. Gracias a Joaquín y a Angel por tantos comentarios que nos enriquecen
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