lunes, 4 de febrero de 2019

Cine: GREEN BOOK


El nombre de Peter Farrelly (y el de su hermano Robert) me parecen, en principio, suficientes para descartar una película suya. Títulos como Dos tontos muy tontos, Algo pasa con Mary, Vaya par de idiotas, Amor ciego, Pegado a ti... representan, a juzgar por las críticas, un humor totalmente alejado de lo que me gusta. Sin embargo, las numerosas nominaciones a Oscar y Bafta así como los Globos de oro que Green Book ha conseguido, me han llevado a ver esta primera película dirigida por Peter en solitario.

La película nos acerca al viaje real que los dos personajes centrales de la película realizaron durante dos meses en 1962. Eran los EEUU donde la cuestión racial era un tema candente, John F. Kennedy llegaba a la presidencia y gente como Luther King o  Malcom X luchaban por conseguir lo que sería finalmente la Ley de derechos civiles aprobada en 1964.

Cuenta Nick Vallelonga, coautor del guion, que la historia del viaje de su padre con Don Shirley ha estado presente toda su vida, desde que era pequeño. Formaba parte del acervo familiar, y sabía que era una historia importante sobre dos personas muy distintas que se juntan y se cambian mutuamente la vida y cambian cómo ven a los demás. 



Años 60. Tony Lip (Viggo Mortensen), un rudo y racista italoamericano del Bronx, es contratado como chófer del pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali), durante una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos. Deberá tener presente "El libro verde", una guía que indicaba los pocos establecimientos donde se aceptaba a los afroamericanos. Lip acompañará y protegerá al pianista durante este viaje donde tendrán que hacer frente al racismo y los prejuicios, no solo sociales sino también los suyos propios.

Creo que hay dos conceptos que le cuadran a esta película, corrección y eficacia. Corrección porque se trata de una película bien realizada, con unas buenas interpretaciones y un guion bien construido, pero perfectamente previsible, sin el menor riesgo ni rasgo de innovación u originalidad, más bien al contrario, ya que peca de obviedad y redundancia en varios momentos. Y eficacia porque nos transmite , y lo hace bien y de forma creíble, la historia de dos personas a las que su relación durante dos meses les cambia su manera de ver el mundo. En el caso de Tony le abre los ojos a la situación de los afroamericanos del sur, sus humillaciones y peligros, algo que en su estable racismo de Nueva York no era capaz de percibir. Y para Shirley darse cuenta de su desarraigo, el desprecio de sus admiradores y la falta de conexión con los suyos.

A destacar especialmente la interpretación de los dos protagonistas, sobre todo, Viggo Mortensen, con un apreciable cambio físico y de registro. 

Una apreciable película que me hizo recordar a Figuras ocultas, el homenaje a las  matemáticas negras de la NASA (donde, por cierto, también participaba Mahershala Ali) estrenada hace dos años y que estuvo entre las nominadas a mejor película. Pero si hablamos de comedias sobre este tema, no podemos olvidar Señoras y criadas (Tate Taylor, 2011) y, sobre todo, Paseando a Miss Daisy (Bruce Beresford, 1989), ganadora de 4 Oscar y varios premios más. 



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