El actor y director Terry Gilliam, fue miembro del famoso grupo humorístico británico Monty Python, un grupo que cambió los códigos de la comedia televisiva, dándoles un toque absurdo. Gilliam codirigió junto a su compañero Terry Jones su primer largometraje, Los caballeros de la mesa cuadrada (1975) con él repetiría en 1983 en El sentido de la vida. En solitario cuenta también con títulos como Brazil (1985), Las aventuras del Barón Munchausen (1988), El Rey Pescador (1991), 12 Monos (1995), Miedo y asco en Las Vegas (1998)...
El hombre que mató a Don Quijote tiene detrás uno de los desarrollos más complicados en la historia del cine y es el resultado de la persistencia, la pasión, y la inspiración del director, Terry Gilliam. Según cuenta, en 1989 nació la idea de adaptar el Quijote, pero "cuando varias semanas más tarde, acabé de leer los dos libros, me di cuenta... ¡de que no podía hacer la película!" Volvió a retomar la idea casi diez años después. "Al darme cuenta de que no podía rodar El Quijote cómo lo escribió Cervantes, me pregunté si acaso podría hacer una película que contase una historia que capturase la esencia de El Quijote, sin depender completamente de los libros". Entonces se inventó el personaje de un joven y descarado director de publicidad que nos lanza, de alguna manera, de vuelta al siglo XVII, donde don Quijote le toma por Sancho Panza.
Johnny Deep fue Sancho Panza en la primera versión del proyecto, cuya imposibilidad de ser llevado hasta el final está contada en el documental 'Lost in La Mancha' (Keith Fulton y Louis Pepe, 2002). El fallecido Jean Rochefort, quien sufrió durante un rodaje un accidente que le impidió seguir montando a caballo, era D. Quijote.
Qué: Toby (Adam Driver) regresa a La Mancha para rodar una película sobre Don Quijote, diez años después de que, siendo estudiante de cine llevara a cabo una película independiente sobre el mismo tema, contando con el zapatero (Jonathan Pryce) de un pueblo manchego llamado Los Sueños; un zapatero que, se cree Don Quijote.
La película es bastante caótica. Un juego que relaciona una visión un tanto extraña de las figuras de Quijote y Sancho con algunas de sus peripecias. A veces con ingenio y fortuna, otras no tanto. Se trata claramente de una aproximación, no siempre afortunada, a la legendaria figura, en la que domina la idea de que D. Quijote, esa idea universal creada por Cervantes, nunca desaparecerá porque siempre habrá algún loco que asuma su figura.
Una visión pocas veces contenida y en muchas ocasiones desmadrada, pero que a pesar de su desequilibrio y de algunos momentos muy poco acertados(especialmente en los que aparecen Oscar Jaenada y Jordi Mollá), el conjunto me resulto atractivo e interesante. Incluso Adam Driver, que no suele gustarme, me resultó adecuado en su papel.
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