Bigelow es la directora de En tierra hostil,(2009) por la que ganó el Oscar a la mejor dirección además del de mejor película, siendo la primera (y hasta ahora la única) mujer que consiguió este galardón. Posteriormente dirigió La noche más oscura (2012), nominada para mejor película, Oscar que debía haber ganado en lugar de Argo. Su colaboración en las dos con el guionista Mark Boal nos ha proporcionado algunas de las películas mas interesantes de los últimos años. En Detroit vuelve a ser el guionista.
Un informe de disparos en las inmediaciones de una zona de preparación de la Guardia Nacional llevó al Cuerpo de Policía de Detroit, a la Policía Estatal de Michigan, a la Guardia Nacional de Michigan y a un guardia privado de seguridad local a registrar y tomar un anexo del cercano motel Algiers, donde se encontraban un grupo de hombres negros y dos jóvenes blancas.
Varios policías se saltaron las reglas y se dedicaron a interrogar de forma brutal a los huéspedes del motel en un intento de intimidar a alguien, a quien fuera, para que confesara. Al acabar la noche, tres jóvenes desarmados habían sido abatidos a quemarropa y varios hombres y mujeres más habían recibido brutales palizas. No se encontró ningún arma.
Si nos centramos en la narración del incidente violento protagonizado por unos policías descontrolados en una clara demostración de abuso de fuerza, la película es muy buena. Está muy bien narrada, con un excelente montaje y logra transmitir la angustia y la impotencia de un grupo de personas ante la abusiva actuación de las fuerzas del orden. No me parece tan convincente el resto de la película. Tras un curioso prólogo que resume en apenas unos minutos y gracias a los cuadros de Jacob Lawrence cinco siglos de esclavitud en EE UU, asistimos al inicio de los disturbios, bien narrados pero no tan bien integrados en el conjunto. La presentación de los personajes que se verán atrapados en el motel y los de las fuerzas del orden que intervienen no me convencieron, aunque al parecer se ha hecho a partir de los relatos de las propias personas implicadas. La actuación de un descerebrado con una pistola de fogueo, los personajes de las chicas y el resto de los jóvenes implicados no me parece bien desarrollado. Y el epílogo judicial, un tanto previsible y sin la fuerza y la tensión del núcleo central de la historia.
Lo que si queda claro es que no se trata de narrar los disturbios generalizados sino centrarse en un episodio de abuso policial que no tuvo el castigo legal que merecía, así como mostrarnos como el resto de las fuerzas implicadas en el incidente miró hacia otro lado. Algo que, desgraciadamente, ha seguido ocurriendo con relativa frecuencia hasta nuestros dias y no solo en EEUU.
Como he dicho, buena película, bien interpretada por un amplio reparto un tanto coral, en el que reconocí a John Boyega (El círculo, Star wars).
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