Recuerdo que cuando se autorizaron en España las salas de arte y ensayo, allá por los años finales de la década de los sesenta, las películas de dos directores italianos, Bernardo Bertolucci y Marco Bellocchio, Antes de la revolución (Prima della rivoluzione, 1964) y Las manos en el bolsillo (I pugni in tasca, 1965) nos trajeron muestras de una nueva versión del cine italiano, con una fuerte carga política y social. Bertolucci continuó siendo asiduo en las carteleras españolas, ganando además nueve Oscar por El último emperador, pero no tanto Bellocchio cuya presencia ha sido un tanto errática, pese a haber realizado numerosas producciones, quizá porque se ha mantenido en una linea más radical. Ahora que ambos se acercan a los ochenta años, contrasta el hecho de que Bertolucci, debido a su estado de salud, tan solo ha realizado una película en los últimos 14 años (Tu y yo, 2012, adaptación de la novela de Nicolás Ammaniti que leímos en clase) mientras Bellocchio ha dirigido seis además de trabajos para la televisión.
Felices sueños es la última, por ahora, película de Bellocchio. Está basada en una novela autobiográfica de un autor italiano, Massimo Gramellini, que, al parecer, tuvo mucho éxito en su pais.
Turín 1969. La infancia de Massimo, un niño de nueve años se ve rota por la muerte de su madre, una mujer inestable psicologicamente. Ni su padre, ni sus tíos ni su institutriz ni los religiosos consiguen establecer vínculos con él ni evitar su rebelión. Treinta años después Massimo trabaja como reportero y cuando vende el piso familiar recuerda los momentos vividos allí.
La película se desarrolla mediante saltos en el tiempo, con numerosas analepsis, no siempre bien ubicadas ni identificadas en la narración. Se mueve también entre un mundo real del niño escuchando a Modugno y bailando el twist con su madre y el mismo niño y adulto enfrentado a la ausencia y otro imaginado de fantasmas que se personalizan en Belfegor, el fantasma del Louvre, una serie francesa de TV de los años 60 (1965, protagonizada por Juliette Greco) y el Nosferatu de Murnau. Y en paralelo siguiendo la carrera como reportero, un recorrido por la historia reciente de Europa, el fútbol, Sarajevo, la manipulación de las imágenes de guerra, la corrupción política... Una serie de secuencias irregularmente enlazadas con bastantes excesos y la acogedora pero breve presencia de Berenice Bejo como la doctora que trata de ayudar a Massimo a vencer su pánico.
Demasiadas teclas muy irregularmente tocadas.
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