martes, 15 de julio de 2014

Cine: Mil maneras de morder el polvo



Hace un par de años, Seth McFarlane sorprendió con su película Ted, la historia de un oso de peluche que cobraba vida para ser el mejor amigo de su propietario. Pasaban los años y Ted se convertía en un oso obsceno y mal hablado.




¿Donde estaba lo bueno de esta película? quizá os esteis preguntando. Pues en el tratamiento de la historia y en el juego de contrastes que nos ofrecía. Valga como ejemplo que el espíritu navideño de la pandilla que rechaza a John se manifiesta persiguiendo al niño de origen judío del barrio o el hecho de que Ted sea un osito de peluche que habla (y piensa, bebe, come, se droga, practica sexo y tiene un sinfín de amistades), sea aceptado por todo el mundo. De este juego con el absurdo es de donde nacen, en mi opinión, las virtudes de esta película.  Por otra parte, un exceso de obscenidades verbales y gestuales y algunas referencias en el doblaje español, a situaciones y personajes habituales de cierta actualidad (Belén Esteban o Falete),hacía que la película se rindiera en demasiados momentos a los recursos fáciles, a la búsqueda del éxito de taquilla. A pesar de esto y de la dificultad de mantener el nivel en una historia de sus características, la película era recomendable excepto para aquellos que no soporten y se escandalicen de las obscenidades.

Ahora nos llega otra película de su creador, en la que además asume el papel protagonista. 



La trama de la película gira en torno a un imprudente granjero que se ve envuelto en un tiroteo del que escapa despavorido y atemorizado, gracias a su verborrea. Como consecuencia, es abandonado por su novia, pero más tarde conoce a la esposa de un convicto con quien entablará una bonita amistad. Como es bastante imprudente, se ve envuelto en otro duelo con el nuevo novio de su ex. Con el pretexto de enseñarle a disparar, la esposa del delincuente y el granjero, poco a poco irán convirtiendo su relación en un pequeño romance. Pero la situación se complicará cuando su peligroso y violento marido regresa al pueblo a buscarla...


La película tiene todos los defectos de la anterior y solo algunas de sus virtudes. Se trata de una parodia de situaciones que hemos visto en innumerables películas del oeste. Repleta de gags, muchos de ellos previsibles, generalmente escatológicos, pero en algunos casos verdaderamente ingeniosos,consigue provocar la sonrisa en bastantes momentos.

No he visto ninguna de las películas de la saga Torrente, de Santiago Segura, aunque si algunos de sus gags, y tengo la sensación de que el cine de Seth McFarlane y el suyo tienen muchos puntos de contacto. Solo que la estética del español es bastante cutre y a la del americano se le ven los dolares por todas partes. ( Y además, en la que comento, está Charlize Theron). 

En resumen, una película para pasar el rato si no se es muy exigente ni te molestan sus continuas groserías visuales y orales.

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