Otra película de cine playero. Una producción con claro carácter televisivo (no en vano entre los productores está Antena 3 y Canal Sur) que recuerda demasiado a series como Aquí no hay quien viva y similares.
La dirige, sobre su propio guión, el para mí desconocido Álvaro Díaz Lorenzo que parece que ha dirigido un par de películas nada destacables con anterioridad.
Cuando la mujer de Gregorio, un banquero muy conservador, muy del Madrid y muy gruñón, fallece repentinamente, éste se ve obligado a cumplir su última voluntad: pasar un fin de semana con sus hijos y sus parejas en Sanlúcar de Barrameda para esparcir sus cenizas en el Guadalquivir. Pero su familia está compuesta por su hija Sandra, casada con Jordi, un catalán muy culé, que quiere llevar a su futuro nieto a un colegio bilingüe catalán-inglés en Barcelona, su otra hija, Alicia, que está saliendo con Leo, un hippy anti-sistema y Carlos, su hijo pequeño, que se presenta con su novio Eneko, un vasco de origen senegalés.
Entre esta sinopsis y el trailer ya os podéis hacer una idea de que tipo de película es. Aunque tengo que decir que podía ser peor. Me recordó las películas de Paco Martínez Soria, con una especie de puesta al dia social, donde en lugar de que el conservador protagonista convenciera a su familia de lo malo que es salirse de lo tradicional, aquí muestra una capacidad de comprensión con los errores de sus vástagos, porque, al final, la familia es la familia.
El reparto está encabezado por el popular televisivo Jordi Sánchez, eficaz en su papel de enfadado constante, y le acompañan con cierta soltura Megan Montaner, Silvia Alonso, Eduardo Casanova y Rossy de Palma.
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