Paco Leon es, con seguridad, uno de los actores españoles más populares desde su aparición en la serie de TV Aida, en el personaje de Luisma, al que Ruiz Mantilla define en El Pais como "un yonqui entre pillo e inocente". Y a partir de esa imagen, su salto al mundo del espectáculo, en el cine y en el music hall a la española, hasta llegar al teatro de la Zarzuela con esa versión de Miguel del Arco que ha levantado tanto entusiasmo como repulsa.
En 2011 se estrenaba en la dirección cinematográfica con Carmina o revienta que completaba en 2014 con Carmina y amén, dos documentos sobre su familia centrados en la figura de su madre. Vi la primera y no me interesó a pesar de su frescura y espontaneidad.Con Kiki, el amor se hace, entra de lleno en el mundo de la ficción, aunque podría pensarse que se trata de un documento sociológico.
En El país se ha publicado una columna firmada por Jesús Ruiz Mantilla que, en mi opinión, define bastante bien lo que Paco León representa. Así dice: "Se equivocan quienes han tomado a la ligera a Paco León. Su habilidad para trascender lo anecdótico y auparse a fenómeno de masas asombra. Hablamos de un artista capaz de ennoblecer la vía del costumbrismo y elevarla con naturalidad a los altares de la gran provocación intelectual. Es el cómico que merecemos en estos tiempos de escarnio. Mirada limpia, discurso corrosivo pero fuera de lo alternativo. Una sabia y comprometida manera de sacar partido a esa ventaja inocua y descafeinada para la mayoría de lo que dan en llamar popularidad". He aquí el enlace para leer la columna completa.
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