miércoles, 15 de junio de 2016

Cine: KIKI. EL AMOR SE HACE





Paco Leon es, con seguridad, uno de los actores españoles más populares desde su aparición en la serie de TV Aida, en el personaje de Luisma, al que Ruiz Mantilla define en El Pais como "un yonqui entre pillo e inocente". Y a partir de esa imagen, su salto al mundo del espectáculo, en el cine y en el music hall a la española, hasta llegar al teatro de la Zarzuela con esa versión de Miguel del Arco que ha levantado tanto entusiasmo como repulsa.
En 2011 se estrenaba en la dirección cinematográfica con Carmina o revienta que completaba en 2014 con Carmina y amén, dos documentos sobre su familia centrados en la figura de su madre. Vi la primera y no me interesó a pesar de su frescura y espontaneidad.
Con Kiki, el amor se hace, entra de lleno en el mundo de la ficción, aunque podría pensarse que se trata de un documento sociológico.

En El país se ha publicado una columna firmada por Jesús Ruiz Mantilla que, en mi opinión, define bastante bien lo que Paco León representa. Así dice: "Se equivocan quienes han tomado a la ligera a Paco León. Su habilidad para trascender lo anecdótico y auparse a fenómeno de masas asombra. Hablamos de un artista capaz de ennoblecer la vía del costumbrismo y elevarla con naturalidad a los altares de la gran provocación intelectual.  Es el cómico que merecemos en estos tiempos de escarnio. Mirada limpia, discurso corrosivo pero fuera de lo alternativo. Una sabia y comprometida manera de sacar partido a esa ventaja inocua y descafeinada para la mayoría de lo que dan en llamar popularidad".    He aquí el enlace para leer la columna completa.






Cinco historias de amor y curiosas filias sexuales coinciden en el verano madrileño. Formas particulares de obtener placer que descubren nuestros protagonistas, pero para disfrutarlas tendrán que decidir cómo integrarlas en sus vidas. Sus sentimientos, sus miedos y sobre todo su sexualidad se transforman rompiendo tabúes, adentrándose en una etapa nueva, emocionante y libre donde no se reniega ni del placer ni del amor. 

 Se trata de una adaptación de una película australiana The little death  (pequeña muerte) que es como los franceses llaman al orgasmo. 

Alex García (al que hemos visto en La novia)  intentará satisfacer la harpaxofilía (placer al ser robado con violencia) de Natalia de Molina (reciente Goya por Techo y comida).
Candela Peña descubrirá la dacrifilia por la que se excita al hacer llorar a su marido (Luis Callejo) lo que le facilitará quedar embarazada.
Luis Bermejo (Magical girl), un cirujano plástico, descubre su somnofilia, excitación por alguien dormido, y recupera la pasión por su mujer, impedida tras un accidente.
Alexandra Jiménez tiene elifilia, se excita con determinados tejidos. Una llamada atendida en el call center donde trabaja, le cambiará la vida.
Y Paco León, Ana Katz y Belén Cuesta forman un trío en el que se desatan los deseos ocultos.

Una serie de historias muy irregulares que dan lugar a una película agradable, muy abierta en su lenguaje sexual, pero muy contenida en su imagen; es mucho más lo que se dice que lo que se ve. Y que utiliza unas extrañas filias sexuales para reivindicar la libertad, la diversidad y el sexo como algo muy positivo y natural.

Una comedia aceptable, fresca, con buenos actores y una notable carga sexual, sin caer en lo chabacano, aunque lo roce en algún momento.

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