Llegamos al final de curso. Un
curso en el que hemos leído a tres Premios Nobel, Miguel Angel Asturias, con Hombres
de maiz, José Saramago y su
ficción sobre Ricardo Reis y la niña
mala de Vargas Llosa, una de sus novelas menos interesantes. Nos hemos sumergido en los Rios profundos de José María Arguedas, conocido lo que Sostiene
Pereira con Tabucchi. Hemos
asistido a una conjura nazi contra América, con Philip
Roth, Premio Príncipe de Asturias,
nos hemos asomado al absurdo con Agua, Perro, caballo, cabeza de Tavares y a la excelencia de Lezama Lima, cuyo Paradiso ha podido suponer, no obstante, un infierno para algunos.
También hemos tenido
decepciones. Además de la Niña mala, La sombra de los abedules de Argüelles resultó más de lo mismo, Abril rojo un ejercicio policiaco en el marco de
“Sendero luminoso” sin especial interés, las muy irregulares No me esperen en Abril y Tren nocturno a Lisboa y el nulo valor
literario de El rey leproso.
A lo largo del curso hemos
hecho un viaje por el tiempo y el espacio de la mano de muchos y variados personajes. Lily - la niña mala- y Ricardo, Manongo Stern y Teresa Mancini, el fiscal Felix Chacaltana, nos han llevado por la historia de Perú en la
segunda mitad del siglo XX; Ernesto y sus compañeros de colegio en
Abancay, al indigenismo peruano, Gaspar
Ilom y los hombres de maíz, a la mitología maya en Guatemala; con Melendo,
Magilo, Flavio... a la Asturias medieval y con el rey Sebastián de Portugal y su leyenda que, por cierto, dio lugar a
Zorrilla para escribir su Traidor,
inconfeso y mártir, al siglo XVI, reinado de Felipe II. Pereira, Monteiro Rossi y Marta, Amadeu de Prado, Ricardo Reis y Pessoa,
nos han conducido por la dictadura de Oliveira
Salazar en Portugal y la situación paralela en España en esos momentos. Y de la
mano de Philip Roth hemos asistido a lo que podría haber sido USA si su historia
se hubiera desarrollado por los caminos del nazismo de la mano del Presidente Lindbergh en una ficción resuelta con su
poco convincente desaparición, lo que nos deja con una cierta insatisfacción.
Por otra parte, Maite nos ha
seguido llevando al teatro donde hemos podido disfrutar de algunos de los
acontecimientos de la temporada. Verónica
Forqué, deliciosa en Shirley
Valentine, José María Flotats
con una comedia de bulevar, La verdad,
muy inferior a sus posibilidades, pero a la que, curiosamente, valoré más tras
ver Deseo, de Miguel del Arco, que tratando un tema similar (la infidelidad), de
forma pretendidamente más seria, constituyó una de las decepciones de la
temporada. Maridos y Mujeres, Traición,
Yerma y Los ojos de Raquel Meller, fueron otras de las representaciones que
nos organizó Maite, sobre las que no puedo opinar ya que no pude asistir.
Cerramos el curso el jueves pasado con La
Chunga, para mí una obra bastante floja de Vargas Llosa, con una Aitana
Sánchez Gijón gritona superada por el personaje.
Al margen de las obras
programadas por Maite, cuya gestión nunca será lo bastante reconocida y alabada,
destacar que en el Teatro Mira hemos podido ver algunas obras muy interesantes,
como De ratones y hombres, con el
mismo montaje de Miguel del Arco que
triunfó la primavera pasada en el Español, Yerma,
con el mismo montaje del Centro dramático nacional, La función por hacer, la adaptación de Seis personajes en busca de autor realizada también por Miguel
del Arco, que ganó el Premio Max en
2011, que se reponía poco después en La
Abadía y El chico de la última fila,
de Juan Mayorga, obra centrada en la
literatura, cuya adaptación al cine, En
la casa, ganó la Concha de Oro en San Sebastián y ha sido una de las
mejores películas del curso. Esperemos que siga el mismo nivel de programación
en los próximos años.
Destacar además otras
representaciones, como La vida es sueño,
con una Blanca Portillo
extraordinaria, El crítico de Juan Mayorga
con un notable Juanjo Puigcorbé, obra menos interesante de lo que esperaba, Cielo abierto de David Hare con José María
Pou y una excelente Natalie Poza,
las adaptaciones de Daniel Veronese y Carlos Saura de dos clásicos, La
gaviota (Los hijos se han dormido) y El
gran teatro del mundo, respectivamente, en el Matadero y la reposición de Esperando a Godot que me sirvió para
completar la visión del absurdo presente en la novela de Tavares. Otra interpretación excelente, Magüi Mira, bien acompañada por Ana Wagener en La anarquista,
de David Mamet en el Español. Y dentro
del apartado de actores, destacar la presencia en La Chunga y De ratones y
hombres de una joven actriz, Irene
Escolar, de la familia de los Gutiérrez Caba, que lleva ya unos cuantos
papeles destacados en bastantes de los
éxitos de los últimos años.
Para terminar, señalar que la literatura ha
estado presente en las pantallas en una serie de adaptaciones de obras
literarias importantes que han llegado a nuestros cines en los últimos meses: Ana Karenina, Grandes esperanzas, El gran
Gatsby, En la carretera o Los miserables, de los que hay que decir que no
han conseguido estar a la altura de los originales, poniendo una vez más de
manifiesto las diferencias entre las dos formas narrativas y lo difícil que
resulta adaptar al lenguaje cinematográfico las grandes obras literarias.
Solo nos queda esperar a
conocer que nuevos títulos nos propondrá Marisa, que nuevos personajes
encontraremos el curso que viene, con la seguridad de que, en cualquier caso,
su conocimiento a través de la lectura constituirá una experiencia única y personal para cada
uno de nosotros.
Joaquin Constans
Pozuelo, junio 2013
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